Te lo escribí y no me atreví a enviártelo, aunque tú ya debes de saberlo. O tal vez no, porque todo te da igual. A veces pienso que ni siquiera finjes, que no te das cuenta de que duele. Tanto tiempo de tortura. Hasta esta noche, te lo aseguro. Ya no existe solución. Por eso me retiro. Aunque nunca lo sabrás porque no me atreví a enviártelo. Creo que me debes algo. Algo con pelo. Algo dulce. Algo que llevo esperando desde el primer día y siempre me has negado. Y yo he llorado, debes saberlo. Una negativa que ha afectado mi vida, que ya no es vida. No eres justa. Me lo debes. Deuda eterna.
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