17 octubre 2014

El vestuario en tiempos de instituto

Contribución de los vestuarios de las clases de educación física al desarrollo personal. Casos.

- Allí vi el primer pene velludo de mi vida. Un compañero, físicamente avezado, gustaba de ducharse y pasearse desnudo por los vestuarios, con aquel monstruo balanceándose entre sus musculosas piernas. Yo reprimía mis instintos de mirar aquello, pero resultaba imposible sustrarse a su magnetismo. En aquel lugar descubrí pulsiones que nunca hubiera creído que podía contener mi yo.

- A mí siempre me parecieron una imposición. Por supuesto que no me duchaba ni me cambiaba de ropa. Llegaba vestido de casa con el chandal y me volvía tal cual, sudado y apestando. Lo mismo que la mayoría de compañeros. La clase posterior a la de gimnasia era tremenda, el vapor dulzón condensado en el aula y el viejo profesor de filosofía luchando por dominar una erección.

- La mayoría de nosotras ya estábamos desarrolladas y nos gustaba comparar nuestros cuerpos. Las gordas y las planas no participaban, pero yo sí. Me encantaba mostrar mis pechos perfectos y ver los de mis amigas. También hablábamos de chicos.

- Yo tenía un cuerpo trabajadísimo, la envidia de todos los chicos de mi clase y el sueño de todas las chicas. Y de los maricas. Pasaba toda la semana esperando a las clases de gimnasia, para entregarme al hedonismo de desnudarme muy despacio, dejando progresivamente áreas de mi cuerpo a la vista y comprobar cómo mis compañeros me miraban. Como fin de fiesta, siempre les ofrecía un recital de pornografía casera.

- Me avergonzaba de mis genitales. Nunca permití que nadie me los viera y cierta vez que me obligaron a ducharme lo hice con bañador, alegando que me lo había anundado tan fuerte que no me lo podía quitar. Lo cual era cierto. Luego me tuve que vestir con el pantalón sobre el bañador húmedo. Esa tarde lloré en casa.

- Una compañera de clase me comió el coño en las duchas.

- Deberían de estar prohibidos. Me arruinaron la adolescencia. Me volví introvertido y rechacé el sexo para el resto de mi vida. Exijo que el sistema me lo compense.

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