Excluyendo los provocados por la fricción intergenital con lo femenino, los orgasmos más intensos que me han sacudido los ha provocado el espectáculo de una mujer hablando de sexo. Una palabra es suficiente.
Durante la realización de un trabajo en grupo en mis tiempos universitarios, tuve que abandonar la biblioteca y refugiarme en los aseos para saciar una impertinente erección que se me reveló con la palabra semén en los labios rosa pálido de una compañera de pelo perfumado por la que me sentía excitado hasta la enfermedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario