Despierta después de doce horas de sueño. Los párpados hinchados, las arrugas de la cama en tu cuerpo desnudo y el sudor cristalizado sobre tu piel. Costras de sal en la sábana, allí donde has yacido, y los músculos anestesiados. El tiempo detenido.
Despierta, te lo ordeno.
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