31 agosto 2014
No quiero enamorarme
Los vellos del pubis que se me caen al suelo del cuarto de baño, por algún extraño fenómeno de convección terminan todos acumulados en una esquina del mismo. Esquina que observo todos los días, en escorzo, cuando me siento en el inodoro a defecar. Y entre esfuerzos ventrales paseo la vista por la alfombra peluda y asquerosa que voy dejando. Me prometo recoger mis restos por pura decencia, pero no lo hago. Y mes tras mes añado más materia, de tal manera que ya no sólo la esquina está colonizada sino una gran superficie del cuarto de baño. Avanza exactamente como una duna, respetando su geometría de luna creciente con la cresta más elevada que las puntas y resulta evidente que el vello púbico y la arena responden a los mismos patrones dinámicos. Es bonito este paisaje de filamentos nacidos de mis piernas, axilas, culo y entorno escrotal. Lo admiro, pero sé que el día que reciba vista tendré que limpiarlo.
Publicado por
Ned Racine
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