19 septiembre 2013
Abuso del pretérito perfecto
Hoy me he levantado, como cada día de diario, a las ocho y media de la mañana. He apagado el despertador, me he desnudado y he arrojado descuidadamente el pijama sobre la cama. He comprobado que no sufría una erección matutina y me he dirigido al cuarto de baño para ducharme. He descolgado del radiador la toalla que empleo para que no se moje el suelo cuando salgo empapado y la he colocado en el pequeño rectángulo de suelo que queda libre en el cuarto de baño. A continuación he entrado en la ducha y cuando he corrido la cortina, antes de girar los grifos, me he percatado del color marrón amarillento que teñía su parte inferior. Mi costumbre de orinar en la ducha está afectando a la cortina, antes blanca. De manera que la he vuelto a descorrer, he salido y me he sentado sobre el inodoro, en el que previamente he bajado la tapa intermedia. He dejado que el caldo acumulado durante la noche fluyera sin oposición y, sin sacudir ni escurrir, me he levantado con la última gota colgando del prepucio. He tirado de la cadena y he entrado por segunda vez en la ducha. He corrido la cortina y he girado los grifos. Como cada mañana, me ha llevado un buen rato regular la temperatura de la mezcla. Cuando lo he conseguido, me he mojado completamente el cuerpo y el pelo de la cabeza y después me he aplicado champú al pelo y gel al cuerpo, en este orden. Me he enjabonado bien hasta conseguir mucha espuma y después me he aclarado. Luego me he quedado un ratito debajo del agua caliente mientras me acariciaba el pene. He cerrado ambos grifos, me he sacudido un poco el agua del pelo y he descorrido la cortina. Una ráfaga de aire frío ha acuchillado mi cuerpo desnudo. He estirado el brazo y he tomado la toalla del gancho de la pared. Me he secado furiosamente para combatir el frío. Cuando estaba bien seco he vuelto a colgar la toalla en su gancho, he recogido la alfombrilla del suelo y la he colocado en el radiador, he apagado la luz del baño y he vuelto a la habitación. He hecho ejercicios de calentamiento con los brazos: adelante y atrás en horizontal; arriba y abajo a ambos lados del cuerpo de forma simétrica, dando una palmada arriba; en círculos, girando cada brazo en sentido contrario. Luego me he echado al suelo para hacer flexiones. Al bajar en la primera, he sentido el contacto frío de las baldosas del suelo contra el extremo del pene. Como cada mañana, he olvidado ponerme el calzoncillo antes de empezar con las flexiones, así que me he levantado, he abierto el cajón de la ropa interior y he cogido los calzoncillos que estaban arriba del montón. Me los he puesto y he vuelto al suelo a hacer flexiones. Al llegar a la número catorce me ha fallado la fuerza de los brazos y he parado. Me he incorporado y he ido a la cocina. Allí he preparado el desayuno. De un armario he tomado la bolsa de cereales, de otro una cuchara y un tazón y de la nevera he sacado la botella de leche. He retirado la pinza que cerraba la bolsa y he llenado el tazón hasta la mitad. He vuelto a poner la pinza a la bolsa. He desenroscado el tapón de la botella y he vertido leche hasta que ha cubierto los cereales. He sumergido la cuchara en el tazón, he tapado la botella y la he metido en la nevera. La bolsa de cereales no la he guardado. He tomado el tazón y he vuelto al dormitorio. Me he sentado y he encendido el ordenador. Mientras arrancaba, he ido comiendo el desayuno. Cuando ha terminado de procesar, he cargado la página web de las ofertas de trabajo publicadas hoy, a la vez que seguía comiendo los cereales con leche. He ido bajando por la lista de ofertas. Conocía todas menos tres, que no me han interesado. Dos requerían una titulación complementaria que no tengo y la tercera oferta era para un puesto en otra provincia. Entre tanto he terminado el desayuno y he apartado el tazón a un extremo de la mesa. He mirado en otra página web en la que no suelo mirar nunca porque a penas publican ofertas y no he encontrado nada. Luego he leído las noticias en la página web de un periódico. Me he dado cuenta de que el sol entraba con fuerza en el dormitorio y he decidido hacerme fotografías para mi blog pornográfico. Me he quitado los calzoncillos y he sacado del cajón la cámara de fotos digital. Me se situado frente a la pared y he empezado a disparar enfocándome a los genitales. Al principio miraba cada foto, después de hacerla, en la pantalla de la propia cámara, pero al final he disparado simplemente sin revisarlas. He ensayado diferentes ángulos y diferentes posturas. En algunas fotos me agarraba el pene con la mano, o simulaba que me masturbaba. También he jugado con la piel del glande, cubriéndolo y descubriéndolo. Durante la sesión he intentado mantener el pene en erección, para que luciera mejor, pero no ha durado mucho, así que también he tomado varias fotos al pene fláccido. He tirado alguna más, enfocándome al torso y haciendo fuerza con los abdominales, y he apagado la cámara cuando el sol ha dejado de entrar por la ventana. He comprobado la hora y he pensado que todavía quedaba un rato para comer. He descargado las fotos en el ordenador y las he colocado en una carpeta con una ruta muy difícil, para evitar problemas. He borrado las fotos de la memoria de la cámara y la he vuelto a guardar en el cajón. A continuación he ido clasificándolas y seleccionándolas en rodas sucesivas, descartando las tres peores cada ronda. Finalmente me he quedado con catorce fotos que me parecían todas muy buenas. El proceso me ha llevado mucho tiempo y cuando he vuelto a mirar el reloj ya era la hora de comer. He borrado la carpeta con los descartes y he vaciado la papelera de reciclaje. He cargado mi blog y he subido las fotos, colocando cada una en una entrada diferente, que he guardado como borrador para ir publicándolos en las próximas semanas, a razón de uno al día. Después he borrado de nuevo la carpeta con las fotos y he vaciado la papelera.
Publicado por
Ned Racine
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