Todavía en pijama y sin desayunar enciende el ordenador, se conecta al correo electrónico y encuentra un mensaje sin leer que ha llegado de madrugada. El remitente es desconocido aunque le quiere sonar, tal vez algún antiguo compañero del instituto, no está segura. El asunto del mensaje, "excitado ante la idea", la decide definitivamente a abrirlo. El contenido se limita a dos breves líneas; en la primera un número de teléfono y en la segunda: Soy un hombre y tú una mujer, ¿sabes lo que quiero decir?
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