12 diciembre 2013
Exterminio de golondrinas
Vivo en un edificio de siete plantas en el extrarradio de una gran ciudad. Las golondrinas ponen sus huevos en la azotea. No de forma grosera, como cuando las personas decimos que vamos a poner los huevos encima de la cara de la novia de un amigo, sino como un paso más de su proceso de reproducción. Esta mañana he encontrado un bando pegado con celo sobre el espejo del ascensor. Habla de la necesidad de buscar una solución al problema de las golondrinas y propone, de forma implícita, su exterminio. Supongo que no lo expone con mayor crudeza debido a que la vecina del tercero derecha es una activista de los derechos de los animales. Es una chica joven y soltera, he coincidido con ella alguna vez en el ascensor y la encuentro muy agradable. Me gustaría follármela. Yo estoy de acuerdo con el exterminio de cualquier alimaña en general y de las golondrinas en particular, pero no me voy a pronunciar con tanta claridad en la junta de vecinos del próximo jueves hasta haber escuchado a todos los demás. A mí no me afecta directamente el problema con las golondrinas, aunque ya había oído antes hablar de ello. Sus nidos están obturando los sumideros de la azotea, que se inunda cada vez que llueve produciendo humedades en los últimos pisos. Supongo que la nota del ascensor pertence a alguno de estos inquilinos. Pero yo quiero conocer primero la opinión de la vecina del tercero derecha. Quiero acostarme con ella.
Publicado por
Ned Racine
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