Taxonomía de la erección. Casos.
Improcedente
Entre los 10 y los 15 años comienza la edad fértil en la gran mayoría de los hombres, aunque existen erecciones desde el mismo nacimiento. Habitualmente se adoptan los quince años como punto de partida de las taxonomías por edades, por seguir con la clasificación en lustros de la Asociación Americana de Salud Sexual (ASHA). Esta fase formativa se asimila a una suerte de periodo arcaico del escalón consecutivo, en el que se desarrollan en toda su potencia.
180º
Entre los 15 y los 20 años se alcanza un ángulo de erección de 180 grados respecto a la fuerza de la gravedad. Es decir, respecto de su sentido vertical y descendente, y midiéndola en un sujeto en posición erguida, de pie. El pene llega incluso a presionar fuerte contra el abdomen, tanto, que si no estuviere éste allí, podría seguir incluso ampliando su ángulo. La turgencia del miembro es absoluta, marmórea. La característica principal de este rango de edad es que se pueden alcanzar un número ilimitado de erecciones al día y mantener el estado descrito durante todo el tiempo que se desee, desde horas a días (aunque hay documentados casos, no es recomendable llegar a este extremo). La erección no pierde calidad con cada desempeño del pene –incluyendo la eyaculación– y se puede volver a recuperar el estado cuantas veces se desee, para repetir el ciclo. La velocidad de levantamiento es casi meteórica; en un instante se puede pasar del estado de relajamiento al de tensión máxima. Es muy frecuente su aparición de forma involuntaria.
165º
Entre los 20 y los 25 años se mantienen las características del lustro precedente, si bien se van difuminando los extremos. El ángulo de erección se encuentra en torno a los 165 grados, pudiéndose lograr todavía los 180 grados sin excesiva dificultad. La turgencia sigue siendo absoluta. Según se va avanzando en este periodo, va costando más lograr los registros inverosímiles del anterior fase, si bien se gana en control. Se trata de la fase de plena potencia, donde se cede un poco de la fuerza bruta del quinquenio anterior a favor del dominio y manejo, que alcanza la perfección durante estos años.
145º
Entre los 25 y los 30 años el ángulo de erección alcanza sin problemas los 145 grados. Aparecen los primeros síntomas del declive, que durante los primeros años son imperceptibles y se empiezan a manifestar hacia el final del lustro. La potencia sexual es mesurada, tras el periodo anterior. La turgencia absoluta ya no es permanente y se alterna con periodos de esponjamiento consistente pero no pétreo, que se irán convirtiendo en la norma hacia el final de este periodo. La erección espontánea es menos frecuente y el tiempo de levantamiento aumenta hasta situarse en torno a 10 segundos.
120º
Entre los 30 y los 35 años los poderes han mermado visiblemente. La erección común no pasa de los 120 grados e incluso, durante la mayor parte de su duración, el pene se mantiene por debajo de dicho ángulo. Puntualmente pueden conseguirse marcas más alentadoras. La turgencia absoluta dura sólo unos momentos y el resto del tiempo el miembro se mantiene en estado semirrígido. Todavía es relativamente fácil aguantar una erección de buena calidad, aunque conviene mantener la concentración en ella, porque en esta edad la pérdida involuntaria de dicho estado comienza a ser una certeza, hasta ahora inexistente, y que será cada vez más común. En paralelo, su consecución ya no es instantánea y tampoco se prolonga en el tiempo todo lo que se desea. Se requiere mucho más tiempo de recuperación tras cada desempeño del pene, y además disminuye la calidad de los siguientes desempeños del mismo día. Todavía es asequible disfrutar de varias erecciones al día, pero la cantidad se va limitando ostensiblemente. Su aparición de forma involuntaria es ya infrecuente.
90º
Entre los 35 y los 50 años el ángulo de la erección se sitúa en torno a los 90, decayendo según va avanzando la edad. En el primer lustro es todavía posible mantener, algo empobrecidas, las características del periodo anterior, por lo que sigue resultando aceptable. Sin embargo durante el segundo lustro decae lentamente y más rápidamente en el tercero. Las erecciones involuntarias son inexistentes. En paralelo, y debido a que empieza a constituir un reto, se experimenta cierta resignación en torno al propio acontecimiento de la erección, que suele empezar en el primer lustro y se encuentra bien asentado al final de estos quince largos años.
60º
A partir de los 50 años el ángulo oscila entre los 60 y los 70 grados. Las erecciones se convierten en un bien poco frecuente y que requiere de mucha dedicación. Todas las características han mermado mucho, en progresión inversa al aumento del desinterés sobre el estado de inflamación fálica. El declive es evidente e irreversible. La erección perfecta de antes de los treinta años ya es completamente imposible, hay que conformarse con un estado de semirrigidez que normalmente ni siquiera se mantiene durante el tiempo necesario para completar un coito.
La pastilla azul (viagra) ayuda a mejorar el ángulo de la erección después de los 50 años.
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