02 julio 2014

Dedos de semen

Sus pezones postadolescentes tensando la tela. Miradas oblicuas al paraíso. Escorzos que encienden la esperanza, reviven la bombilla fundida de la ilusión. Es breve, impreciso y casual, pero prescindo de la evidencia –ahogo la razón– por procurarme lo que ya siempre falta. Estafo a quien más desprecio para ofrecerle una pizca de... Felicidad. Me reconozco incapaz de canalizarla, de alumbrar nada honesto de ella. Y saberlo no me redime, al menos aprendí a convivir con el remordimiento. Lo llaman resignación. Desciendo a envilecer el tesoro que ha sido concedido por la casualidad. Combustible para mi vicio, la sola respuesta de la que ya soy capaz. Remover el cieno que me llena. Eyacular enfermedad.

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