08 julio 2014

Día de fiesta

Madres corriendo detrás de niños, las tetas rebotando locas en el interior de las camisetas de verano. Penes sanos se alzan a su paso, penes adolescentes, penes puros. Mientras, pervertidos asisten al meneo desde un banco del parque, sus sexos moribundos han abdicado, sólo las mentes se afanan, entre estertores de lucidez, en imaginar una última oportunidad. Mañana soleada, las bicicletas brillan, dos perros dormitan rutinariamente. Elías esnifa cocaína mal cortada sobre la mesa del comedor. Desnudo en el apartamento, con sólo un calzón sudado, aspira aquel polvillo por sendas fosas nasales, sin restringirse a una. Esta noche morirá de sobredosis. Espía por la ventana y espera. No le pagan por hacer esto, por esta dedicación, por este tiempo. Se arrastra por la casa sin ducharse. Un dolor sordo en su interior.

Y mientras, nadie llama.

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