25 octubre 2014

Un final

Me sitúas frente al espejo y me preguntas "¿qué ves?" No respondo. "Alguien que no es feliz", dices. "No es cierto", contesto, "no veo eso". "¿Estás seguro?", "sí". "¿Qué ves?", repites. Pienso que quiero responderte "veo a una persona satisfecha" y la busco en el espejo, pero antes de poder hallarla me das la espalda y te marchas diciendo "una persona que no es feliz".

21 octubre 2014

En el día del juicio final

Dos rubias oxigenadas pasean a sendos perrillos simétricos. Los perros se ladran, las rubias se desprecian y de lo más profundo de sus lúbricos coños se desprende una gota de esencia que flota, libre de gravedad, en el panteón de los justos.

17 octubre 2014

El vestuario en tiempos de instituto

Contribución de los vestuarios de las clases de educación física al desarrollo personal. Casos.

- Allí vi el primer pene velludo de mi vida. Un compañero, físicamente avezado, gustaba de ducharse y pasearse desnudo por los vestuarios, con aquel monstruo balanceándose entre sus musculosas piernas. Yo reprimía mis instintos de mirar aquello, pero resultaba imposible sustrarse a su magnetismo. En aquel lugar descubrí pulsiones que nunca hubiera creído que podía contener mi yo.

- A mí siempre me parecieron una imposición. Por supuesto que no me duchaba ni me cambiaba de ropa. Llegaba vestido de casa con el chandal y me volvía tal cual, sudado y apestando. Lo mismo que la mayoría de compañeros. La clase posterior a la de gimnasia era tremenda, el vapor dulzón condensado en el aula y el viejo profesor de filosofía luchando por dominar una erección.

- La mayoría de nosotras ya estábamos desarrolladas y nos gustaba comparar nuestros cuerpos. Las gordas y las planas no participaban, pero yo sí. Me encantaba mostrar mis pechos perfectos y ver los de mis amigas. También hablábamos de chicos.

- Yo tenía un cuerpo trabajadísimo, la envidia de todos los chicos de mi clase y el sueño de todas las chicas. Y de los maricas. Pasaba toda la semana esperando a las clases de gimnasia, para entregarme al hedonismo de desnudarme muy despacio, dejando progresivamente áreas de mi cuerpo a la vista y comprobar cómo mis compañeros me miraban. Como fin de fiesta, siempre les ofrecía un recital de pornografía casera.

- Me avergonzaba de mis genitales. Nunca permití que nadie me los viera y cierta vez que me obligaron a ducharme lo hice con bañador, alegando que me lo había anundado tan fuerte que no me lo podía quitar. Lo cual era cierto. Luego me tuve que vestir con el pantalón sobre el bañador húmedo. Esa tarde lloré en casa.

- Una compañera de clase me comió el coño en las duchas.

- Deberían de estar prohibidos. Me arruinaron la adolescencia. Me volví introvertido y rechacé el sexo para el resto de mi vida. Exijo que el sistema me lo compense.

13 octubre 2014

Anuncios por palabras

Busco mujer que me coma el orégano viril. Yo de Buitrago, buena presencia.

El suelo cubierto de pelusa genital. Ahora: Aspiradora para coitos con humanos velludos.

Llego a casa del trabajo y lo primero que hago es defecar. ¿Te parece mal? ¿No quieres que mi ano dé a luz el producto de mi digestión? Ya no te amo, Eloisa.

Caballero, ¿cómo se llama el man que lo ha besado más rico? Negociemos, yo lo mejoro.

11 octubre 2014

El abrazo frontal con la mujer desnuda

Amiga, me está acuciando la necesidad de sobarte los melones. Con permiso. Tengo las manos calientes. ¿A qué esperas? No llores. Por favor, quítate la blusa. Exhíbelos. Tus melones al viento. Mis yemas rozándolos. Tú enhiesta, llorando yo.

08 octubre 2014

Proyecto

El cinematográfico gesto de erotizar con una cereza. Los labios carnosos que la acarician, la boca húmeda que la deja resbalar fuera de sí. Los dientes, la lengua, el juego. La boca fresca, el fruto vivo. Atractor lujurioso de la mirada, la cereza. Redonda, brillante y grana.

Versionar el clásico de manera grotesca. Mancillarlo. Sacarse una cereza del coño.

02 octubre 2014

El día que acaba

El orín cristalizado de la semana laboral sobre la porcelana blanca de los inodoros de la oficina. Manchas deshidratadas que fueron gotas y ahora sólo eflorescencias pegajosas a las que se adhieren los vellos desprendidos de nuestros pubis.

27 septiembre 2014

Nos miramos las vaginas recíprocamente

Quedamos en mi casa después del instituto y antes de que lleguen mis padres. Subimos a mi habitación y hablamos. Fumamos. Nos quitamos la camiseta y nos enseñamos el sujetador. Comparamos tetas. Nos curioseamos recíprocamente las vaginas y cada una mete los dedos dentro de la suya propia. Nos miramos mientras nos masturbamos. Sonreímos. Ella tiene un orgasmo y yo tardo aún un poco hasta que me corro. Se ríe, me río. Fumamos. Llegan mis padres y merendamos. Vemos la televisión. Hacemos los deberes. La acompaño al autobús y fumamos por el camino. Hablo por el móvil. Me ducho. Me masturbo mientras me seco. Ceno. Veo la televisión. Me acuesto.

23 septiembre 2014

La maldición de las tetas perfectas

El sujetador como tirano y homogeneizador de la teta. La diversidad rendida y esclava de tal prenda. Cuáles son las tetas perfectas. No existen. Cómo son. No son. Pueden ser grandes, pequeñas, picudas, redondas, respingonas, colgantes, juntas, separadas, paralelas, convergentes, divergentes, bizcas, morenas, claras, mullidas y toda la lista de adjetivos del idioma español y de los demás, porque las tetas son internacionales. Cualquier combinación hace unas tetas, y unas tetas siempre son perfectas. Por imperativo categórico, por definición, por mi madre. Entonces, ¿de dónde nos ha venido lo de castrar la teta?, ¿por qué en la calle todas las tetas son iguales?, ¿estamos ante la globalización de la teta? Se trata, desde luego, de la teta impersonal. Una teta que pasa de ser atributo a factor común. Que no interesa. Libertad, variedad y generosidad. Enseñadme vuestras tetas. Compartidlas.

18 septiembre 2014

El dilema

Ha llegado el momento de compartir una inquietud que me viene perturbando desde lejos respecto a los aseos de la oficina, las deposiciones en los mismos y las humanas intrigas que lo envuelven.

El aseo de mi oficina es mixto y está por lo regular limpio, a pesar del tráfico que soporta. Somos gente civilizada. Pero de la excepción surge el conflicto. El drama que me he encontrado, irresoluble desde la razón, es el siguiente:

Acudo a media mañana a vaciarme y encuentro, en el fondo blanco del inodoro, el rastro oscuro de una oscura pasión. Pegado. Desafiante. Mirándome a los ojos. Alguien depuso y no retiró apropiadamente lo suyo, lo adherido... Seamos justos, no se trata de haberse dejado toda la carga olvidada, esperando a la corriente redentora que la lleve al cielo de las evacuaciones. Hablamos apenas de un vestigio, de una marca envileciendo la porcelana.

Una pincelada de ponzoña en el lecho.

Y el dilema que entraña, ¿encargarse de ella? La respuesta no es evidente si se contempla la pirueta metarrelacional de apropiación: Me niego a limpiar el poso de un incívico, la materia que otro ano ha bombeado, producto del interior corrupto de un cuerpo ajeno; pero si la dejo, se convertirá en mía a los ojos de quien venga detrás. ¿Arranco la hez a escobillazos o permito que mi reputación se tambalee? ¿Soy alguien que abandona sus desechos untados sobre blanco? ¿Deseo adjudicarme la deyección de otro, me proclamo su autor?

Mientras tanto, la mujer más bella de la oficina espera a que el aseo quede libre.

16 septiembre 2014

Vestigios de civilizaciones pasadas

Perdí la virginidad con la televisión puesta, lo que es suficiente para definir a un hombre. El programa no lo recuerdo, pero su sonido de fondo acompañó aquel acto imperfecto sobre el sofá, nuestros cuerpos desnudos bañados por la luz catódica del tubo. Fue el último brillo en mi vida, desde entonces instalada en el centro geométrico de la mediocridad. Aquel aparato me lo dió todo, pero sólo una vez. Hoy camino desposeído, deshumanizado, de sofá en sofá, sin hallar otra cosa que ruinas. Abúlicos propósitos, pujantes despropósitos. Y la televisión siempre de fondo.

13 septiembre 2014

Historias de tristeza

Historias de plumas que escriben con tinta del color que no es el que rellena el cartucho con el que están alimentadas. Historias de fracaso. De rabia. De decepción.

09 septiembre 2014

Claudicar

Una avispa picando a una anciana puede hacer el mundo mucho peor.

Aunque no haya consecuencias aparentes más allá del enrojecimiento y el dolor moderado. Aunque sólo se trate de la anécdota del día. A pesar, en fin, del silencio y la intrascendencia de todo.

Pero, ¿nadie contempla la angustia del espectador?

Y los movimientos tan lentos, blandos e improductivos contra el ataque. Todo impotencia. Las murallas arruinadas. Presente constante en fuga. Invocación involuntaria del final.

La vida te lleva ya tanta ventaja que es imposible volverla a alcanzar.

04 septiembre 2014

Cita puntual

El orín central de la jornada. Levantarte de tu puesto y avanzar por el pasillo de la oficina pensando: lo voy a echar, me ha llegado el turno. No dejar de anticipar durante todo el camino el espectáculo de tu contenido saliendo expelido del cuerpo. Hidráulica elemental. Dedicarles a los compañeros, delante de sus ordenadores, la mirada franca pero condescendiente de quien va a purgarse. Llegar por fin al vestíbulo y entrar en los aseos. Aliviarte. Y dejar en el fondo del inodoro de la oficina tu fluido meloso, para que lo disfrute el siguiente.

31 agosto 2014

No quiero enamorarme

Los vellos del pubis que se me caen al suelo del cuarto de baño, por algún extraño fenómeno de convección terminan todos acumulados en una esquina del mismo. Esquina que observo todos los días, en escorzo, cuando me siento en el inodoro a defecar. Y entre esfuerzos ventrales paseo la vista por la alfombra peluda y asquerosa que voy dejando. Me prometo recoger mis restos por pura decencia, pero no lo hago. Y mes tras mes añado más materia, de tal manera que ya no sólo la esquina está colonizada sino una gran superficie del cuarto de baño. Avanza exactamente como una duna, respetando su geometría de luna creciente con la cresta más elevada que las puntas y resulta evidente que el vello púbico y la arena responden a los mismos patrones dinámicos. Es bonito este paisaje de filamentos nacidos de mis piernas, axilas, culo y entorno escrotal. Lo admiro, pero sé que el día que reciba vista tendré que limpiarlo.

28 agosto 2014

Quiero

Estoy harta de esperar. Ya tengo diecisiete. Puedo elegir. Conozco los pros y contras. Es mi decisión, es mi cuerpo. De esta noche no pasa. Esta noche concibo. Sólo tengo que obtener la pócima. Tu pócima. O la suya. O la de aquel. Me da igual. El resto lo pongo yo. Todo. Lo quiero sola. No os necesito, sólo lo tuyo, lo espeso.

25 agosto 2014

Pequeño vals vienés

En Viena hay diez muchachas, un hombro donde solloza la muerte y un bosque de palomas disecadas. Hay un fragmento de la mañana en el museo de la escarcha. Hay un salón con mil ventanas. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals con la boca cerrada. Este vals, este vals, este vals, de sí, de muerte y de coñac que moja su cola en el mar. Te quiero, te quiero, te quiero, con la butaca y el libro muerto, por el melancólico pasillo, en el oscuro desván del lirio, en nuestra cama de la luna y en la danza que sueña la tortuga. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals de quebrada cintura. En Viena hay cuatro espejos donde juegan tu boca y los ecos. Hay una muerte para piano que pinta de azul a los muchachos. Hay mendigos por los tejados. Hay frescas guirnaldas de llanto. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals que se muere en mis brazos. Porque te quiero, te quiero, amor mío, en el desván donde juegan los niños, soñando viejas luces de Hungría por los rumores de la tarde tibia, viendo ovejas y lirios de nieve por el silencio oscuro de tu frente. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals del "Te quiero siempre". En Viena bailaré contigo con un disfraz que tenga cabeza de río. ¡Mira qué orilla tengo de jacintos! Dejaré mi boca entre tus piernas, mi alma en fotografías y azucenas, y en las ondas oscuras de tu andar quiero, amor mío, amor mío, dejar, violín y sepulcro, las cintas del vals. Federico García Lorca.

19 agosto 2014

Te recordaré

Quiero traer aquí unas notas muy rápidas referidas a lo que ha sucedido hoy en la oficina y que me ha impresionado candentemente. Ha impresionado la ropa interior con la marca indeleble de mi goma arábiga, quicir. Se trata de la despedida de una compañera. Una chica muy joven, tersa y, sí, extremadamente bella. Ha desmenuzado la gran despedida en pequeños adioses por los clanes que espontáneamente hemos ido formando, de acuerdo con nuestras dinámicas grupales consuetudinarias. La anécdota que trato de referir no se ha producido en la propia y definitiva separación —en ese abrazo con la otra compañera, en los dos pares de senos hallando contacto, acomodo, consuelo, hogar, cada cual recíprocamente amortiguado por el otro respectivo—. El momento, instante en realidad, ha chispeado antes, cuando en un gesto de ternura, de aprecio, de cómplice consideración por tanto tiempo compartido de rutina, proyectos comunes, decisiones consensuadas, responsabilidades, escasas desavenencias y alguna alegría, le ha acariciado imperceptiblemente el brazo desnudo. No hace falta describir cómo visten en el tórrido julio las mujeres que transitan todavía el edén somático de la veintena. Todos conocemos esas camisetas evanescentes de tirantes que fían a los aerodinámicos sujetadores, prodigios del diseño, la difícil tarea de evitar una total desnudez imposible de no intuir. Esos cuerpos perfectos, tapizados de piel brillante y dorada, fina, suave, depurada, el vientre plano y los pechos estructurados. Siluetas renacentistas, anatomía forjada en el mismo paraiso. La caricia. Se ha desvanecido todo. La caricia. Erótica destilada. La caricia. Instante de una belleza prístina, cándida, núbil, que ha derrumbado la resistencia de nuestros sexos, promesas abrasadas en la oscuridad del pantalón, sucumbiendo a ese último destello puro, honesto, infantil y perfecto que ya podrán contemplar nuestras arruinadas vidas.

13 agosto 2014

Despierta

Despierta después de doce horas de sueño. Los párpados hinchados, las arrugas de la cama en tu cuerpo desnudo y el sudor cristalizado sobre tu piel. Costras de sal en la sábana, allí donde has yacido, y los músculos anestesiados. El tiempo detenido.

Despierta, te lo ordeno.

08 agosto 2014

El hijo

— Entonces no te importa que pasemos.
— En absoluto. No hay ningún problema, tenéis la llave; así que, si os hace falta, ya sabéis...
— Te lo agradezco, Víctor.
— Lo único que te pido es que no des a luz justo aquí.
— En tu casa no pensaba dar a luz, por si te tranquiliza. Iremos al hospital unas horas antes.
— Ya sabes que el apartamento es pequeño y no podría quitar luego el olor.
— Joder, Víctor...
— Y todo el suelo perdido de líquido.
— ¿Líquido?...¡Qué desagradable!
— El líquido de la vida.
— Por favor...
— Y la pared salpicada de zumo. Dulce plasma. La placenta colgando de la lámpara, goteando, con el cordón umbilical columpiándose y trozos de carroña pudriéndose por las esquinas.
— ...
— ¿Sigues ahí?
— ...
— Tenéis la llave. Mi casa es vuestra casa.

31 julio 2014

Otra historia de un fracaso

Con catorce años y un cuerpo sin germinar, el pene apenas un apéndice de pellejo al final del vientre, envidiaba aquellas vergas de condición adulta que encontraba en el vestuario. Aquellas vergas que se columpiaban. La oscilación se convirtió para mí en la clave de la madurez: Pasar de ese pegote infantil, rígido por la falta de desarrollo, a los otros cuerpos colgantes y su fascinante bamboleo. Los recuerdo irrigados por venosos oleoductos, oscuros de piel y pelo, penduleando con el caminar de aquellos machos.

Luego crecí y conmigo el pene infantil, que devino en fofo y colgante. Ridículo, despreciable. Pero por fin un pene que se columpiaba. Fui feliz. Y lo exhibí. Disfruté caminando yo también desnudo por el vestuario, con aquello oscilando entre las piernas, chocando, rebotando.

Pronto desembarqué en el sexo. Experimentado a través de la pantalla, sí, pero vivo. No más fantasía, utopía, magia. Sucedáneo tangible de sexo, por fin. Y aprendí que este columpio inguinal sólo cobra valor si se corona con una tensión que lo devuelve a la rigideza primigenia. No se trata de la turgencia aislada de la erección sino del monolitismo del empotramiento en su raiz. Ese pene-cuerpo como uno solo. Unión rígida, sin flexión. Un sólido único, solidario en los movimientos... Pero no lo lograba. Y envidiaba mi pene infantil.

Lo envidio.

24 julio 2014

Fresco

Me encuentro en la pared salpicaduras doradas de la diarrea tras salir del baño donde he pasado media hora sentado, sufriendo, meando por el culo. Las miro y no hago nada. Las dejo como testigos resecos de la tremenda descomposición que me han provocado unas judias de lata, presumiblemente caducadas. El embase lo arrojé justo después de cenar a través del sistema neumático de recogida de basura de mi edificio, con acceso desde el descansillo comunitario. Allí salí en calzoncillos, ya que la compuerta de carga se abre contigua a mi apartamento, antes de que se desatase este torrente dentro de mi cuerpo, y por los oscuros conductos se perdió la clave del desajuste orgánico que he desarrollado e impresionado en la pared.

20 julio 2014

IRC Hispano

— Hola, ¿hablamos de sexo?
— Por supuesto. Cuenta, cuenta.
— ¿Eres chico o chica?
— Chico.
— ¿Cuál es tu fantasía sexual?
— Me encantaría que me mearan encima. En la boca.
— ¡Qué asco, tío! Paso.
— Jajajaja. Joder, qué fino. Pues no sé, espera a ver otra fantasía de princesita... Cuéntame tu fantasía cursi, a ver, señorita repipi. ¿Qué es lo que te gusta a ti? ¿Ponerte braguitas de encaje?
— Jajajajaja.
— ¿Ser la putita de tus amigos del gym? Cuenta, cuenta...
— Seguro que también te gustaría que te cagasen en la boca.
— Cagar no, tío. Mear. Y sólo si es una mujer. Quiero el zumo de su chocho en mi boca.
— Joder...
— Claro... Venga, cuéntame tu fantasía, lo mismo me mola y me la apunto. ¿O es una cosa sadomaso con hombres musculosos? Seguro que es eso... Pues es que yo tengo otras fantasías, pero son todavía más pervertidas que la de mear, así que no te las cuento. No estás preparado. Son muy depravadas... ¡Pero deja de masturbarte y cuenta algo, tío! Te ha puesto palote lo de mear en la boca, ¿eh, pillín?
— Paso de ti, tío. Vete a buscar a otro para dar el coñazo.
— ¡Uy, la señorita Pepis se enfada! Sólo quiere fantasías limpitas de niña del opus dei. El mundo es un sitio chachi y sólo hay gente buena, ponis y florecitas.
— Jajajaja. Estás fatal de la cabeza, tío.
— Pero seguro que luego sueñas con machos peludos que te petan bien fuerte. Os conozco yo bien a las niñas pera: Sois todo mofletes rojos y coletitas pero os gusta un buen rabaco con sus venas y su punta brillante. Esa lechecita calentita resbalando por el labio y sorberlo todo para dentro.
— No te digo que no.
— ¡No jodas! ¿Te ponen los pollones? ¡Cuenta, cuenta!
— Jajajajaja. Paso, tío.
— Anda, que se te ha puesto dura, amigo. Se te está revolviendo la colita ahí, dentro de esos calzoncillos de marca que gastas, de niño bien, limpitos y planchados pero que terminan el día llenos de salpiconazos. De lefa seca, tío. Por esas fantasías tan cerdas tuyas que no te atreves a reconocer. No te cortes, cuéntalas. No pasa nada, aquí nadie va a decir nada... Cuéntanos cómo te gustaba mirarle la cola a los amiguitos en los vestuarios de la escuela. Cómo te fijabas en esos rabos peludos y los huevos gordos y te tocabas un poco cuando nadie te miraba. Aaaah, tus compañeros que se duchaban después de la clase de gimnasia. Esos cuerpos juveniles llenos de sexo, y tú excitado... Cabroncete, reconócelo, no te reprimas. Esas erecciones involuntarias y las pajas que luego te hacías por las noches en tu habitación. Y cómo ibas luego corriendo a confesarte: Padre, he pecado, he pensado en cosas sucias. Soy una niña mala. Y el cura diciendo: Ven aquí, hijo, siéntate en mis rodillas.
— Joder, tío, tú te aburres mazo, ¡eh!
— ¿Te acuerdas? Su mano en tus muslos...
— Seguro que son todos tus traumas, tío.
— Son tus fantasías, colega, pero no te atreves a reconocerlo. A mí me parece más sano que una hembra me mee en la boca, pero lo tuyo es muy retorcido, una cosa de mente enferma. Porque luego en el gimnasio recuperaste la afición a mirarle la polla a la gente y ahí ya sí que había pollones. Eso eran hombres de verdad. ¡Menudos cipotes, colega! Reconoce que se te está poniendo morcillona de acordarte. Te gusta mirar a los hombres en la ducha, ¿eh?, pillín. Pero ten cuidado de no empalmarte delante de ellos, porque los hay que se enfadan. Parece que hay gente a la que le molesta. A mí me da igual, tío, cada uno que se divierta con lo que quiera. A mí que me mee una mujer pero a ti, si quieres, que te cague un hombre. ¿Te gustaría? No en la boca, que eso es asqueroso, lo reconozco, pero que te cague por el cuerpo. Mmmmm. Todo calentito... Eso te gusta, niño malo. ¿Te hacía eso el cura cuando ibas a confesarte? ¿Te tumbaba en la mesa y te levantaba tu camiseta de bordados y luego se ponía encima, mientras del interior oscuro de la sotana bajaba una cagada blandita? Y a ti eso no te gustaba... Tú querias ser bueno y por eso te confesabas, por las pajas que te hacías pensando en tus compañeros del colegio... Y el cura cagándote en la tripa y respirando muy fuerte, muy excitado. Viejo verde... ¡Ah, qué fantasías tienes, macho! Te recomiendo ir al psicólogo, porque yo creo que tienes un problema gordo ahí. Te lo digo como amigo... Oye, ¿te has enfadado? ¡No jodas! El niño se ha enfurruñado porque he descubierto su fantasía. Ale, ya no me ajunta. Pues nada, para ti la piruleta, macho. Desde luego, como sois los pijos... Con tu ropa de marca y tu colonia de aviador putero. Pues nada, que te vaya bien con las pijinas abrasadas de rayos uva del Icade. Espero que seais muy felices con el puto jersey atado al cuello en vuestro yate y esnifando coca de la buena por la nariz depilada. ¡Pijo, que eres un pijo!
— Jajajajaja. Desde luego.... has tenido que tener algún tipo de trauma o algo, porque no sabes lo aburrido que eres....
— Sí, muy aburrido, pero tú sigues ahí dandole a la zambomba. Que hace años que no se te ponía tan dura, colega. Reconócelo. Los 13cm de tu pichita toda tiesa. Venga, no te cortes, a mí me da igual que te masturbes mientras hablo. Dale gusto al cuerpo, que demasiado reprimido estás para disfrutarlo. Lo que me gustaría es que me contases en qué piensas cuando te masturbas: ¿En unicornios y arcoiris? Es que nunca he conocido a un pijo... Cuenta, cuenta. 
— En una mierda en tu boca.
— Seguro que os pajeais con cosas super chachis de la muerte, nubes algodonosas llenas de piruletas, florecillas y pajaritos, ¿es así? ¿Eso es lo que le confesabas al cura? O en realidad son fantasias de hombres depilados en las saunas del barrio gay de la ciudad, hombres sudorosos con pantalones de cuero y musculos tremendos... Mmmm, te gusta, amigo. Te va a estallar la picha. Ten cuidado de apuntar fuera de la cama que si no mamá te va a regañar mañana y va a tener que volver a lavar las sábanas bordadas. Porque no queremos manchas de semen en la camita del nene, ¿verdad? Que luego viene la tía de visita y qué va a decir... O el perrito de mamá, ese chucho tan mono, que se sube a la cama para olfatear tu lechecita, tío, y qué va a ser eso... El perrito de mamá lamiendo la corrida que el primogenito de la casa ha dejado sobre la sábana heredada de la abuela, ¡por favor, qué incorrección! ¡No en la familia del marqués! A ver si se van a enterar los vecinos y ya no van a jugar más al golf con papá. A ver con quién se va a fumar sus puros papá si no juega con esos señores tan importantes... Así que no te corras en las sábanas, tronco, hazlo en las cortinas. Pero por dentro, para que no lo vea mamá. Y luego le echas la culpa a la chacha, como hacéis siempre, putos pijos de mierda. Que sois unos hipócritas. Todo el día metiéndote coca por la nariz y luego la culpa de todo la tiene la ecuatoriana que limpia en tu casa, ¿no? Hijos de puta, que sois todos unos hijos de puta. Y tu hermana, la reina de clase, ¿qué va a decir? ¿Que su hermano se limpia el prepucio en las sábanas de la abuela? No tenéis sentido común los pijos, ¡qué asco! El mundo está mal hecho, joder... Los pescaderos, los carniceros, hasta las prostitutas madrugando para trabajar... Sí, trabajar, cagón, ¿sabes lo que es trabajar? Los carniceros cargando carne, ovejas congeladas, tío. Cadáveres de ovejas, joder, los pobres. Unos putos gordos que no tienen vida, sólo ir a los toros y pegar a la mujer, eso es lo único que les da alegría al cuerpo y luego cargando cadáveres de vaca todas las mañanas a las 5 de la madrugada, mientras tú duermes entre sábanas de seda, tío. No es justo. Eso si ya has llegado de fiesta, de meterte todo el polvo blanco que te paga papá con lo que roba. Lo que roba a gente como el carnicero. El de las vacas congeladas, macho. Y al pescadero, otro pobre hombre que va todo el día apestando a pescado... Pero no como las mujeres, que esas también, pero ellas apestan bien, que te ponen muy cachondo y te tienes que masturbar delante suyo en el autobús aunque luego monten el número y te llamen pervertido. Van provocando, las putas, con ese olor a chocho. Pues los pescaderos no, tío, con esos no te masturbas aunque huelan a pescado. Bueno, lo mismo tú sí te masturbas y luego se lo cuentas al cura mientras te defeca sobre el vientre, pero yo no me masturbo. Yo tengo un respeto por la gente, chaval...Qué te has creído, pijo. Pues los pescaderos también están puteados por gente como el gordo de tu padre, que nos roba a todos para que tu hermanita se compre bragas en Beverly Hills. Que digo yo, ¿qué falta hace? ¿No las puede comprar en el Alcampo, como todo el mundo? Pues no, la niñita pija de papá se tiene que ir a Beverly Hills a por tangas de moda. Joder, qué asco. Y toda la coca, y las bragas de marca, y las sábanas de seda... Y al final toda la culpa es de la chacha, ya lo sé yo. Tú restregando tu pichita contra las cortinas y la culpa es de la chacha y del carnicero que carga cadaveres congelados por la mañana y pega a su mujer por la noche mientras tú te metes tus tiritos... Así es el mundo.

18 julio 2014

Mujeres en videochats

No lo entiendo, Silvia, todas me saltan, ninguna me da una oportunidad. Si estoy desnudo y sacudiéndomela a cámara, porque soy un zafio agresivo. Si me disfrazo o invento cualquier truco para atraer su atención, porque soy demasiado exótico. Si estoy vestido, pacientemente esperando, entonces soy un pusilánime...  Dime, por favor, qué queréis. Pero, ¿qué queréis? Qué cojones es lo que queréis. Putas.

14 julio 2014

Adicto

¿Por qué lo sigo haciendo? Porque me gusta mirarme. Porque comparativamente no me veo tan mal. Porque a veces, muy pocas veces, se encuentra algo de valor. Porque me hacen compañía. Porque alguien me reclama, me quiere, me usa. Porque excitar es una competencia que nunca había ejercitado. Porque la cámara engaña. Porque me alagan. Porque me gustan las pequeñas victorias. Porque no quiero perder la esperanza. Porque la perdí hace mucho.

11 julio 2014

Para vuestra información

Hoy no me masturbo. Decido no masturbarme. Quería compartirlo, que lo supieras. Ya lo sabéis. Está bien. Es un día. No me masturbo.

08 julio 2014

Día de fiesta

Madres corriendo detrás de niños, las tetas rebotando locas en el interior de las camisetas de verano. Penes sanos se alzan a su paso, penes adolescentes, penes puros. Mientras, pervertidos asisten al meneo desde un banco del parque, sus sexos moribundos han abdicado, sólo las mentes se afanan, entre estertores de lucidez, en imaginar una última oportunidad. Mañana soleada, las bicicletas brillan, dos perros dormitan rutinariamente. Elías esnifa cocaína mal cortada sobre la mesa del comedor. Desnudo en el apartamento, con sólo un calzón sudado, aspira aquel polvillo por sendas fosas nasales, sin restringirse a una. Esta noche morirá de sobredosis. Espía por la ventana y espera. No le pagan por hacer esto, por esta dedicación, por este tiempo. Se arrastra por la casa sin ducharse. Un dolor sordo en su interior.

Y mientras, nadie llama.

02 julio 2014

Dedos de semen

Sus pezones postadolescentes tensando la tela. Miradas oblicuas al paraíso. Escorzos que encienden la esperanza, reviven la bombilla fundida de la ilusión. Es breve, impreciso y casual, pero prescindo de la evidencia –ahogo la razón– por procurarme lo que ya siempre falta. Estafo a quien más desprecio para ofrecerle una pizca de... Felicidad. Me reconozco incapaz de canalizarla, de alumbrar nada honesto de ella. Y saberlo no me redime, al menos aprendí a convivir con el remordimiento. Lo llaman resignación. Desciendo a envilecer el tesoro que ha sido concedido por la casualidad. Combustible para mi vicio, la sola respuesta de la que ya soy capaz. Remover el cieno que me llena. Eyacular enfermedad.

30 junio 2014

Ser mujer hoy

Recurrir al aceite para lubricarse el coño en una emergencia, pero enfrentarse a la duda abismal, desnuda y excitada frente a la puerta abierta del armario de la cocina, de si usar aceite de oliva o de girasol.

27 junio 2014

Confesiones dolorosas

Siempre he lamentado no ser un eyaculador de larga distancia como esos jóvenes prodigiosos de los vídeos de internet que son capaces de alcanzarse el propio rostro y salpicarse el torso denudo disparando desde abajo. Nada más erótico. Nada más viril. Pura belleza. Poesía.

Yo más bien produzco una aspersión desorganizada de pequeñas constelaciones que no llega a elevarse siquiera en el aire. Emanaciones de baja intensidad que a penas se desbordan y caen resbalando por los dedos. Me duele admitir que no compongo un espectáculo eyaculando.

24 junio 2014

Tú no tienes la culpa

No voy a culpar a internet de que mi vida sea una mierda. Pero sí que hubo un tiempo en que, siéndolo, me lo solucionó. Proporcionó alivio. Anestesió este dolor sordo que está ahí desde que apago el despertador por la mañana hasta que, otra vez en la cama, de madrugada, doy vueltas doblegando muy despacio, con mucho esfuerzo, al insomnio. Internet fue la esperanza durante un tiempo. Me hizo feliz; joder, qué cursi y cuánta verdad al mismo tiempo, mierda. Y lo de hacerme feliz es algo que nadie ni nada ha conseguido desde que superé los 20 años, lo digo en serio. Olas de ansiedad me sacuden si pienso en todo lo que me falta todavía por pasar sin un antídoto a mano. Pero, ¿qué más hay, a qué recurro, qué me queda ahora, joder, qué me queda? Espero que no sea demasiado tarde para el opio. Sic transit gloria mundi.

23 junio 2014

Deje su mensaje después de la señal

Silvia, soy yo. Tengo que contarte una cosa tope cerda que me pasó el sábado y que pienso que te gustará. Ligué con una chica en la discoteca, nos fuimos a mi casa y me la follé imaginando que eras tú.

22 junio 2014

Puto Chatroulette

Pero ¿dónde coño se encuentran a las chavalas para hacer cyber sex? ¿En que recóndito foro se esconden? Ya estoy hasta los huevos de masturbarme delante de turcos cincuentones y peludos, pero qué cojones. Vale una vez, dos... diez. Pero joder, que a mí eso no me pone, ni siquiera soy capaz de ofrecerles un buen espectáculo, me cuesta mantenerla tiesa. La cosa no me motiva, no hay feedback. Vamos, que si fueran jovenes potentes de descomunales rabos, lo mismo también me animaba... vamos, seguro; aunque yo prefiera a las chicas, el sexo es el sexo, lo mismo se le puede sacar partido a lo uno como a lo otro. Pero a los gordos esos paso ya de alegrarles el día. Yo quiero follar con gente de mi edad. Dónde mierdas os metéis. Zorras. Puto chatroulette.

19 junio 2014

Vicios

Me excita fuera de lo normal una mujer meando. Meando de pie, desnuda, mientras camina. El orín saliendo fuerte en un chorro aplanado entre los labios, restallando contra el suelo de cemento liso, levantando polvo, salpicando caliente sus piernas y las mías, porque estoy cerca, también desnudo, viviéndolo. El sonido de la presión de la descarga, ese chiflido hidráulico, rumor de remolino en la entrada de su cueva. El caudal desflecado por el verdín de los pelos, resbalando por los muslos, goteando. La mujer meando, la fuente de donde mana el nectar de mi vida.

14 junio 2014

Club de debates municipales (2)

Tema del debate de esta noche:
"Siete y media de la mañana: masturbación, ¿derecho u obligación?".

Alegatos iniciales:

Derecho: La libertad en el disfrute de la propia sexualidad desde bla bla bla.

Obligación: Lo odio, luego me duele la pinga todo el día. Me niego pero no puedo. Soy esclavo de mis instintos. Y quién dice la pinga dice lo de la mujer, este encarcelamiento de la voluntad no entiende de género. He probado a ducharme por las noches, para evitar la tentación, pero no funciona. Si no lo hago inmediatamente después de levantarme, no consigo incorporarme a la vida hasta la hora de comer. Como digo, no funciona. Y claro, ducharse... ya se sabe. Uno procura sumir el acto en la más anodina de las rutinas, un acto descargado de toda intención, tan sólo agua tibia y jabón y la mente todavía durmiendo, en lentísima ascensión hacia la vigilia. Sin embargo el agua tibia resbala por el cuerpo desnudo y llega a aquel lugar. Juro que no lo he tocado, él sólo se pone en funcionamiento y reclama atención. Yo lo dejaría así, pero también lo he probado y no funciona: aquello termina por arruinarme el día. Por mucho que me resista, si quiero una vida con la mínima calidad, no me queda más remedio que darle la réplica a mi cuerpo. Solución, masturbación. Contra mis deseos, contra mi voluntad, contra mi libertad.

09 junio 2014

Hacerlo

— La clara con limón es para él, la caña aquí... Te juro que se puso como una loca, como la loca que es. ¿Tú entiendes que se enfade porque le pida hacerlo ese día?
— ¿Hacerlo?
— Yo lo veo normal.
— Estaría afectada...
— Eso no cambia nada.
— Es verdad que son cosas independientes.
— Eso le dije.
— Y se enfadó, ¿no?
— Que se enfade. Lo que me molesta es que nos quedamos sin hacerlo.
— ¿Y entonces?
— Se lo dejé bien claro: Tú verás, si te pones tonta no te acompaño mañana.
— ¡¿Y no fuiste?!
— Que se joda, se lo advertí.
— Fue sola al entierro.
— Su madre era otra loca.
— Fue sola...
— Que se joda.

04 junio 2014

Vals de aniversario

Nada hay tan dulce como una habitación para dos, cuando ya no nos queremos demasiado, fuera de la ciudad, en un hotel tranquilo, y parejas dudosas y algún niño con ganglios, si no es esta ligera sensación de irrealidad. Algo como el verano en casa de mis padres, hace tiempo, como viajes en tren por la noche. Te llamo para decir que no te digo nada que tú ya no conozcas, o si acaso para besarte vagamente los mismos labios.

Has dejado el balcón. Ha oscurecido el cuarto mientras que nos miramos tiernamente, incómodos de no sentir el peso de tres años. Todo es igual, parece que no fue ayer. Y este sabor nostálgico, que los silencios ponen en la boca, posiblemente induce a equivocarnos en nuestros sentimientos. Pero no sin alguna reserva, porque por debajo algo tira más fuerte y es (para decirlo quizá de un modo menos inexacto) difícil recordar que nos queremos, si no es con cierta imprecisión, y el sábado, que es hoy, queda tan cerca de ayer a última hora y de pasado mañana por la mañana... Jaime Gil de Biedma.

30 mayo 2014

Fidelidad

Toda la vida me he mantenido fiel a la novia de mi mejor amigo y jamás he pensado, mientras me ordeñaba, en otra mujer.

23 mayo 2014

En metro

Ya la tengo localizada en el interior atestado del vagón, sin poder acercarme. Me apeo en su parada, que no es la mía, y adelantando pasajeros inicio la aproximación. Me sitúo detrás de ella en la cola para tomar la escalera mecánica y, cuando llega mi turno, dejo pasar un escalón entre ambos para admirar su belleza sobre el podio de los dos peldaños. Flexiono una pierna hacia detrás y desanudo la lazada del zapato tirando con disimulo del extremo del cordón. Finjo sorpresa cuando lo encuentro suelto y me apresuro a atarlo, colocando el pie en el escalón libre. Me reclino hacia el zapato, acerco la nariz a su tesoro y aspiro el vapor denso que flota en el umbral. Mientras manipulo lentamente los cordones mantengo la cabeza a medio camino, las fosas nasales alzadas, el rostro irradiado por su calor. Sólo vuelvo a incorporarme cuando la intuición me avisa de que nuestros acompañantes de la escalera empiezan a inquietarse por mi iniciativa. Al desembarcar en el pasillo tengo que ocuparme de ocultar bajo la gabardina el salpicón de semen que aflora y se expande, empapando ostensiblemente los pantalones.

07 mayo 2014

Hablamos de

Ese niño mariquita -que todavía no es homosexual-, que en lugar de hacer las cosas propias de su sexo -dar patadas a un balón, ahogar gatitos en el río- se junta con las niñas a cotillear de muñecas. Ese niño afeminado que no se ha planteado el sexo, pero que si lo hiciera preferiría el trasiego físico con la hembra -no otra cosa busca de forma inconsciente en su aproximación a lo vaginal-. Pero ese niño mariquita, cuando a las chicas les empieza a hervir lo femenino y a él todavía le quedan años para que brote el primer pelo, se radicaliza por no quedar atrás en las nuevas conversaciones sobre Hombres. Y quiere opinar de lo que a ellas les excita y se sugestiona tanto que -sin planteárselo- se dice por aquello excitado. Ese jovencito mariquita -ya arrinconado, perdido para la causa varonil- que descubre que su única vía de escape es afectar la pluma y convertirse en el escandoloso acompañante de sus amigas, ya mujeres, que de verdad disfrutan del sexo denso, cargado de tensión que les propinan los hombres. Mientras el joven, devenido en carne de consumo donde se desfogan hombres que devoran hombres, no sabe si aquello que le arranca lágrimas por su brutalidad también le gusta. Si es lo que quiere, si es lo que hubiese elegido de no haber mediado la tremenda amenaza, la peor de todas, de quedarse solo.

Por eso lo hice, amigas.

01 mayo 2014

Hablar de dolor

Hablemos de los terrones colgados del orto. Arrancarlos y, al final, la sangre. Hablo del matojo. Una mujer con pelo ahí abajo merece todo mi respeto y admiración. Y mi esperma.
Hablemos de los terrores colgados del orto. Hablemos de este castigo diario. De los monstruos. Callemos.

29 abril 2014

Silvia

Te lo escribí y no me atreví a enviártelo, aunque tú ya debes de saberlo. O tal vez no, porque todo te da igual. A veces pienso que ni siquiera finjes, que no te das cuenta de que duele. Tanto tiempo de tortura. Hasta esta noche, te lo aseguro. Ya no existe solución. Por eso me retiro. Aunque nunca lo sabrás porque no me atreví a enviártelo. Creo que me debes algo. Algo con pelo. Algo dulce. Algo que llevo esperando desde el primer día y siempre me has negado. Y yo he llorado, debes saberlo. Una negativa que ha afectado mi vida, que ya no es vida. No eres justa. Me lo debes. Deuda eterna.

26 abril 2014

Atmósfera

Camina en silencio, no te vuelvas. En silencio. Tu confusión, mi ilusión, como una máscara de autodesprecio. Se enfrenta para luego morir. No te vayas. Joy Division.

22 abril 2014

Mi carta no contestada a Elsa

Hola Elsa.

Soy un lector habitual de tu blog. Ayer de madrugada tuve noticias de tu reciente separación y hoy he encontrado el comentario que dedicas al final de la relación. Sin querer dejar pasar más tiempo, te escribo para ofrecerme como sustituto hasta que encuentres otra pareja estable. Ya sé que no me conoces y tal vez esto pueda resultar extraño, pero quiero que sepas que soy alguien formal y decente. Te hago la oferta desde la admiración que te profeso. En caso de que todavía te quede alguna reticencia, podría enviarte cartas de recomendación de mis antiguas novias, con las que he tenido, salvo dos excepciones, una relación estupenda. Claro que podrá haber algún altibajo, y supongo que mis exnovias mencionarán en sus cartas algunas de estas pequeñeces –que alguna vez las pegaba o que publicaba nuestros vídeos haciéndolo por el culo, o a saber qué otras menudencias podrán haberlas incomodado mínimamente– pero te aseguro que nunca fue nada extraordinario, sólo lo normal en cualquier relación y eso también te confirmo que lo corroborarán en sus cartas.
Es preciso que sepas que en el plano sexual, que es el que más te preocupará ahora mismo, estoy del todo capacitado para satisfacerte muy por encima de lo estrictamente necesario. Además quiero destacar mis nociones de alemán, una habilidad hacia la que sé que sientes gran simpatía, como se desprende de las entradas de tu blog. Imagina que podría condimentar nuestros coitos con obscenidades proferidas en dicho idioma. Sé que no hace falta que aliente tu imaginación y que ya estarás persuadida de la necesidad de nuestro encuentro. Tan sólo hazmelo saber y me desplazo a tu ciudad para conocernos en persona y empezar nuestra relación que, quién sabe, podría ser la definitiva.

Un abrazo de tu seguidor y seguro futuro amante.

17 abril 2014

Presencia anatómica

Considero que a la vulgar provocación "no tienes cojones para" habría que contestar extrayendo aquellos del pantalón y, señalándolos, decir: Disculpa pero creo que te equivocas. Pero claro, nadie tiene cojones para eso.

13 abril 2014

Eso es España

Es una tragedia de una horrorosa sordidez en la que al proletariado, tras 40 años sin ideología, no le queda más que la picaresca. Eso es España. Éste es un país de sudorosos obsesionados con el fútbol y con los toros por culpa de la represión sexual. Son tan machos... Leopoldo Martín Panero.

06 abril 2014

Amigas que son madres (2)

Tetas de amigas que son madres y que, tras años de infructuosos intentos tuyos por verlas –alineándote en diagonal con el escote en verano, espiando los archivos personales de su ordenador, a través de la rendija de la puerta del baño–, de pronto están bien presentes en tu vida. Ya no las oculta más, ahora se enorgullece de exponerlas en cualquier situación, cuanto más pública e inapropiada, mejor. Disfrutando del acto de extraerse el pecho hinchado y dejarlo a la vista durante unos calculados instantes antes de cubrirlo con el infante inapetente. Mirar con gula esas tetas, tras tantos años frustrado, y sufrir un amago de erección de calidad muy depauperada.
Masturbarse, no obstante.

28 marzo 2014

Amigas que son madres

Vaginas de amigas que son madres. Descolgadas, en prolapso, que no apetecen.

A veces pienso en ellas y al rato me excito un poco.

23 marzo 2014

La Biblia lo dice mejor

Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.

11 marzo 2014

Madurar

Descubrir a los 37 años que ya no te divierte tanto hablar de excrementos ni del acto de defecar. Has dedicado mucho de tu vida a reflexionar sobre la magia de cagar, sobre aquello que sale del ojete, cómo sale, su ontología y aplicaciones, pero la escatología ya no te motiva más. Es cosa de críos, ahora por fin hablas de coches, de teléfonos y de trabajo.

07 marzo 2014

Club de debates municipales

Tema del debate de esta noche:
"Cagar inmediatamente después de ducharse".

Alegatos iniciales:

En contra: Siento que me estoy ensuciando justo después de haberme purificado. Me parece un contrasentido en lo racional y completamente repulsivo en lo emocional. Lo evito hasta el extremo pero, como es natural, algunas veces me sucede. Entonces no me queda otra alternativa que volver a meterme en la ducha y limpiar de nuevo, con jabón y esponja, el agujero mancillado.

A favor: Supone completar el ejercicio de aseo corporal en su vertiente interior. Conceptualmente y desde el punto de vista del orden y la eficacia, es el momento adecuado para hacerlo. Pero lo mejor, esa experiencia orgánica que nadie se atreve a comentar en público, es la inmediatez y falta de actos intermedios de protocolo: Uno se está secándo en el baño, le acomete la necesidad y basta con sentarse y abandonarse. Cagar desnudo es lujuria.

02 marzo 2014

Estatuas

Mañana de domingo. Despertarte a medias y follar con el cuerpo que te acompaña hoy en la cama, sin preocuparte por saber quién es. Preparar después un café rico en la cocina, con el sol calentando tu cuerpo desnudo y escuchar a los jilgueros de la vecina cantar en su jaula del patio.

21 febrero 2014

Noche

Sobre la nieve se oye resbalar la noche. La canción caía de los árboles y tras la niebla daban voces. De una mirada encendí mi cigarro. Cada vez que abro los labios inundo de nubes el vacío. En el puerto los mástiles están llenos de nidos y el viento gime entre las alas de los pájaros. Las olas mecen el navío muerto. Yo en la orilla silbando miro la estrella que humea entre mis dedos. Vicente Huidobro. Poemas Árticos. 1918.

17 febrero 2014

Restos

La nostalgia por tu cuerpo púber apestando a sexo en la madrugada. La expresión restos mortales tiene algo morboso. Restos. Quiero someterlo a un análisis coprológico. Sacar a pasear al cocodrilo. La historia de Florencio Artajo de No, un niño bien de la capital, siempre fascinado por aquella sexualidad que latía de forma sorda y tapada en su tiempo.

Sólo eso queda, la nostalgia por tu cuerpo púber apestando a sexo en la madrugada.

11 febrero 2014

Deseo de ser perro

Perros que se quedan enganchados follando y no pueden separarse cuando terminan. Mirando en direcciones contrarias, unidos por sus genitales inflamados. Doliendo. Esperando. Resignados.

07 febrero 2014

Fragmentos subrayados

"A finales del siglo H la sociedad estaba enferma. Existencialmente enferma. Las personas no podían soportar más el normal desarrollo de sus vidas, que ya no era normal. Todos necesitaban, o bien estimular, o bien anestesiar su existencia. El alcohol, los fármacos y las drogas eran ya el único aliciente que mantenía al hombre unido a ese estado tan poco gratificante que se llamaba, sin serlo, vida. Ya no quedaba nadie que no recurriese a este salvavidas, que procuraba alivio a cambio de esclavizarte. En este contexto se desarrolló mi existencia, mi historia, una historia que no cambió nada. Una historia contingente. Sencillamente, otra historia de derrota, que ni siquiera merecería la pena ser contada."

03 febrero 2014

Terapia

Uno de los capítulos más enternecedores y elocuentes de la fragilidad vital de los creadores es aquel en el que comparten con el mundo la revelación de que su gran hobby -correr, el tenis, el fútbol, el ajedrez, los toros, coleccionar sellos o el que sea- es una metáfora perfecta de nuestro paso por el mundo y el sentido de la condición humana.

30 enero 2014

Mejor huérfano

Sobre la filiación a un famoso hablan todos, pero pocos podemos hacerlo en primera persona. En mi caso, la condición de hijo me ha facilitado las cosas, e incluso podría decir que permitió que debutara en mi disciplina cuando, bajo otras circunstancias, no lo habría hecho tan pronto o sin trabas. En contrapartida, esta condición ha teñido –en el ojo del otro– todo lo que hago. Jamás he tenido la sensación de que se juzgara mi trabajo por sí mismo, sino con la ceja elevada, la sospecha previa y el desprecio injustificado. No lo recomiendo.

26 enero 2014

Demasiado tiempo libre

Desde que estoy en paro he desarrollado una capacidad especial para perder el tiempo. Es un don, lo sé. Consigo acortar el día, que el tiempo transcurra sin afectarme. Es como una suerte de hibernación despierto. Porque no consiste en dormir mucho y permanecer aletargado durante la vigilia, no. Me despierto antes de las nueve de la mañana y no me acuesto antes de las doce de la noche. Es decir, permanezco activo un número razonable de horas. Aprender a deshacerse de ellas, a rellenar el tiempo con aire, con nada, lo considero un triunfo del que he llegado a sentirme orgulloso. No puedo explicar cómo lo hago, pero intentaré ilustrarlo con el ejemplo de cualquiera de mis días.

Me levanto, me ducho y desayuno y estoy preparado para empezar a perder el tiempo antes de las diez de la mañana. Veo el libro sobre el sillón y me prometo leer un poco después de repasar los periódicos del día en internet. Empiezo a leer la página de titulares y pronto me aburro, miro alguna cosa más y ya son las cinco de la tarde. Saco de la nevera el resto de pizza descongelada que cené anoche y vuelvo al ordenador. A las once y media el dolor de ojos me hace volver en mí. Ceno cereales con leche fría delante del ordenador, terminando de repasar unas páginas que me había dejado pendientes. Embrutecido, insensibilizado. Lobotomizado, como se decía en los noventa.

22 enero 2014

El desencanto

Soy yo. No puedes ser tú.

No entiendo qué me pasa, de dónde viene esta apatía por lo que veo. Mi propia indiferencia me inquieta, me abruma.

La vida no es un río; no puede estancarse tras unos rápidos apasionantes... ¿puede?

Me pregunto si acaso me habré convertido en lo que tanto despreciaba, un nostálgico. No lo creo. A mí no me interesa aquello, no sirve para lo nuestro. Sólo envidio aquel entusiasmo. Ya lejano.

19 enero 2014

Mi carta no contestada a Agustín

Buenos días Agustín,

¿Accederías a que te hiciera una entrevista?

No es necesario que nos veamos, ni en persona ni por videoconferencia. Las preguntas te las enviaría por correo electrónico y por el mismo medio recibiría tus respuestas.

No pertenezco a ningún medio de comunicación ni grupo de influencia editorial. Simplemente soy un lector, así que esta entrevista no puede reportarte ningún beneficio profesional. La colgaré en un blog que todavía no existe.

Soy un ejemplo del lector medio español. Es decir: tengo una idea muy vaga de la literatura actual (y pasada) de nuestro país, leo aquello de lo que se habla en los periódicos o en internet y soy incapaz de elaborar un juicio crítico sobre un libro, más allá del me gusta o no me gusta. Ni siquiera he leído toda tu obra, tan sólo un par de novelas, que me gustaron. Además me tendría que referir a ellas de memoria, pues no las tendré delante en el momento de la entrevista.

Las preguntas son las que se hace un lector normal, tal vez resulten muy llanas desde la perspectiva del autor.

Si consideras que estos mimbres no son muy pocos y estás interesado en seguir adelante, te lo agradezco mucho.


Un saludo.

14 enero 2014

Memorias parafílicas de un niño pera

Excluyendo los provocados por la fricción intergenital con lo femenino, los orgasmos más intensos que me han sacudido los ha provocado el espectáculo de una mujer hablando de sexo. Una palabra es suficiente.

Durante la realización de un trabajo en grupo en mis tiempos universitarios, tuve que abandonar la biblioteca y refugiarme en los aseos para saciar una impertinente erección que se me reveló con la palabra semén en los labios rosa pálido de una compañera de pelo perfumado por la que me sentía excitado hasta la enfermedad.

10 enero 2014

Los pasillos del metro

No pensaba que fuera usted un degenerado, me dice con una mirada de asco a la que respondo devolviendo los genitales al interior del pantalón.

06 enero 2014

Presente

Revisar, por coyuntura temporal de fin de ciclo, tu armario del último año y comprobar que lo que tu creías elegante y atractivo es pura mierda. Darte cuenta de que has ido haciendo el payaso todo el año sin que nadie te lo haya comentado. Avergonzarte retrospectivamente.

Y no saber ya cómo seguir.

03 enero 2014

Momentos embarazosos de la humanidad (3)

Creo que tengo un problema para interpretar a las personas. Invité a una amiga a comer a casa y, cuando le pregunté qué quería de postre, dijo: Plátano. No supe cómo reaccionar, me reí de forma histérica y no contesté nada. Después de un momento de incomodidad, dijo: Manzana, y le traje una manzana. ¿Cómo tengo que actuar en estos casos?